Elección Judicial: Ninguna Razón Para Salir A Votar

Por primera vez, la Editorial Párpado no se pronuncia por salir a votar este primero de junio. De manera constante, hemos insistido que nuestra obligación ciudadana es emitir el voto, siendo en un sentido u otro, o incluso anulando el voto, como forma de ejercer nuestros derechos.

En este caso, la llamada Elección Judicial es el resultado de defraudaciones constantes a la ley y de desacatos al anterior Poder Judicial que ahora se quiere suplantar por otro más ad hoc y condescendiente a los intereses de la clase gobernante actual. La manera en que el partido político Morena se hizo con la mayoría del Congreso, de forma ilegal y que no representa la votación de las últimas elecciones, la estrategia de desmantelar instituciones autónomas, la narrativa fraudulenta para articular una autocracia y retirar contrapesos democráticos y republicanos (como en un espejo, se miran Morena del siglo XXI y el PRI del siglo XX), y finalmente, el “silencio estruendoso” como bien le han llamado a la no-reacción de Claudia Sheinbaum, Televisa y la mayoría de medios de comunicación ante el escándalo de “Televisaleaks”, revelado por la periodista Carmen Aristegui, que entre otras cosas revela casos de corrupción de Arturo Zaldívar, uno de los artífices de la Elección Judicial del primero de junio en la que colocará a sus más allegados y fieles al régimen, con campañas sucias previas en las que dinamitó el prestigio de personajes incómodos a su ascenso, todo ello, en su conjunto, restan cualquier legitimidad a unas elecciones que, por lo demás, son confusas, incoherentes en su concepto, y constituyen un despilfarro de “40 mil 475 millones de pesos”, en la que será “el presupuesto más grande en la historia de unos comicios en México, según las estimaciones hechas hasta el pasado sábado 26 de octubre del 2024 por la Comisión Temporal de Presupuesto del Instituto Nacional Electoral.” (Sin Embargo).

En esta ocasión, la conciencia ciudadana debe reflexionar y cuestionar si este es el futuro para México, la creación de escenarios artificiales (la política como show en un contexto de desapariciones forzadas, inseguridad y corrupción en todos los niveles, por más que esta se le quiera achacar a sólo un sector) y si es correcto participar en él. Los acarreos para ir a votar, la movilización del Partido Oficial con sus agentes políticos para llenar urnas y votar en el sentido que le interesa, la utilización de programas públicos para aceitar la nueva forma de poder, autocrática e intolerante, no es legítima y no va a contribuir a la pacificación urgente y al final de la inmensa corrupción e impunidad que prevalece en México como en pocos países del mundo. De hecho es probable que la perpetúe.

Editorial Párpado