¿Qué le dio México a la maestra Irma Hernández?
- Párpado Editorial

- 2 ago
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¿Qué le dio México a la maestra Irma Hernández? Una persona que se dedicó a la docencia en su trayectoria profesional y ya jubilada trabajó de taxista para solventar sus gastos. ¿No es el ejemplo para los demás quien se dedicó a la docencia, a educar, que es un servicio fundamental para nuestra sociedad, y quien siguió trabajando hasta el último día de su vida? Y a cambio, ¿qué le dio su país?
No obtuvo el desenlace en su vida que todos tenemos por derecho. No obtuvo lo que merecía. Obtuvo, en cambio, mucho menos que eso: vivir un infierno, ser extorsionada, ser secuestrada, ser arrodillada, grabada y utilizada por una banda de criminales y morir a voluntad de ellos.
A su alrededor, todo se politiza, no importa ella, importa si su muerte cobra un saldo político a un gobernante u otro, importa a ellos deslindarse y a sus opositores endilgarles la responsabilidad. Pero Irma Hernández, quien trabajó, trabajó y siguió trabajando aún jubilada, ¿le importó a México?, ¿Por qué México compensó con una muerte terrorífica, inhumana, a quien fue una persona referencial y cumplió con creces su deber?, ¿qué clase de sociedad es ésta?, ¿qué país es este?, ¿qué le dio México a la maestra Irma Hernández, o a Debanhi Escobar, o a cada persona que ha sufrido en carne propia o en algún familiar o ser querido el horror, la injusticia, la mezquindad?, ¿cómo se imagina un país que puede construir algún futuro en común si ni siquiera se atreve a hacerse estas preguntas, menos aún a responderlas?, ¿borrando la memoria?, ¿borrando los hechos y saliendo a hacer un triste espectáculo para distraer?
O tratando de minimizar el dolor de los otros mientras a uno no le llegue ni le perjudique, y por ende, creando invididuos sin empatía ni humanidad ni todos los valores elementales que se desprenden de ahí y que, de hecho, son los que constituyen una comunidad, una sociedad y un país, o lo que pueda y quiera llamarse un país.
¿Simplemente se va a aniquilar la posibilidad de un futuro ya no digamos próspero y con bienestar, sino un futuro a secas, a las generaciones venideras?, ¿dónde quedaron las referencias, los ejemplos a seguir, los modelos a ser cultivados?, ¿y dónde, cuándo y cómo se investiga a fondo y se sancionan e inhiben las conductas criminales, cobardes, abyectas?, ¿qué relación hay entre quienes deberían investigar y sancionar el crimen con el crimen mismo?, ¿qué tan diluida ha quedado esa línea divisoria que en muchas ocasiones ya no se distingue un lado y el otro?
De esta clase de compromisos, investigados por periodistas (también profesionales ejemplares que han sido continuamente hostigados) es que sabemos ahora que no son hechos aislados, incidentes aquí y allá sin conexión. Por ejemplo, hay evidencia de sobra de campañas políticas financiadas por organizaciones criminales, dinero con el cual se costean campañas publicitarias apabullantes con las cuales se encumbran políticos en todos los niveles; o a la inversa, autoridades o candidatos que intentan discernir y gobernar siguiendo la legalidad y sin comprometer su ética (también referenciales) y llegan a ser amenazados o asesinados.
Se trata, en suma, del país (lo que queda de un país) que se ha creado. Y México y sus criminales le han quitado la vida a la maestra Irma Hernández, a la vista de todos.
Párpado Editorial.






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